Ayer me desperté con un pensamiento: decirle a mi psicóloga que quería ser floja.
No por un día o un fin de semana. Para siempre.
Hasta que me muera y mi epitafio diga:
Mariana Sánchez
Nunca madrugó.
Vivió feliz.
Quería decirle que por fin descubrí la filosofía que va a regir mi vida y la vocación por la que siento un llamado sobrenatural: ser una persona mediocre y sin metas, que es feliz con su trabajo de 9 a 6, que llega a su casa a cenar quesadillas y ver Betty, la fea con sus gatos en las piernas.
Quería decirle que no quiero ejercitarme. Que el único movimiento que me basta es el de la Tierra yendo a más de 107,000 kilómetros por hora alrededor del Sol.
Iba a desnudar frente a ella algo que nunca he dicho en voz alta: decirle que no quiero pertenecer a ningún club de las 5 de la mañana, ni tener hábitos atómicos. Mi único sueño es despertarme a las 10 am y sentarme con mi taza, la beige y azul con asa áspera, llena de café negro, a ver si el árbol que está frente a mi ventana creció algunos centímetros por la noche.
A lo mejor, y solo si amanezco de buen humor, recoger un poco la mesa de la sala; en la que estarán la lonchera del trabajo con mis tuppers sucios, mis cuadernos y crayones; que dejé luego de dibujar la noche anterior, y mi termo con agua de tres días.
Iba a confesarle que voy a vivir sin propósito. Que solo quiero caerle bien a mis gatos y tener suficiente tiempo para hacer las cosas que me gustan, como dejar la mesa desordenada.
Estaba lista para decirle mi verdad más importante: que quiero ver Shrek 2 una y otra vez, y admirar la belleza de un cerdo volador. Que voy a quemar todas las agendas del mundo.
Que me voy a convertir en Tyler Durden.
Que mi club de la pelea será contra la industria de las agendas y despertadores.
➿ Miércoles 22 de enero, 7pm
Me vestí de acuerdo a la ocasión: 2º de temperatura y la confesión de una vida en piloto automático. Me puse un pantalón de pijama y la chaqueta impermeable de plumas vinotinto, que compré usada por 200 pesos en la paca.
Entré a su consultorio y me senté en el sofá. Puse un cojín en mis piernas y tomé aire para decirlo sin rodeos y de una vez:
Quiero ser Luna Lovewood en Harry Potter.
No quiero encajar, ni seguir reglas. Estoy cansada de hacer cosas. Estoy agotada no solo de que tengan que estar bien hechas, sino perfectas.
Y cuando no son perfectas, no sirven, eres una mediocre con miedo al éxito.
Pero eso es lo que elijo: tenerle miedo al éxito.
En realidad, pensándolo mejor, no le tengo miedo al éxito, simplemente no me importa.
He aprendido que la única expectativa que debo cumplir es la mía y la aprobación que necesito es la de mis cuatro gatos. Esa es la clase de vida que quiero vivir.
〰️ Un libro que no me enseñó a escribir
Hace poco leí un libro de Natalie Goldberg llamado Writing Down the Bones.
Pensé que era un manual para gente que eligió mal su oficio, como yo, y que me iban a enseñar a escribir con el mismo talento de Isabel Allende en tres sencillos pasos, pero no.
Era solo un libro sobre la escritura como una técnica para vivir el presente.
Cuento largo hecho corto: es un libro en el que Natalie Goldberg cuenta su experiencia enseñando escritura a personas que, sin importar si es su vocación o no, les enseña a construir el hábito de escribir. A lo largo de las lecciones, narra diferentes anécdotas y explica cómo la escritura es una forma de conectar con lo que te rodea y contigo mismo.
Después de leer algunos capítulos, descubrí dos cosas:
Se necesitan más que 3 sencillos pasos para aprender a escribir como Isabel Allende y Natalie Goldberg no me los iba a enseñar.
Natalie Goldberg podía enseñarme otras cosas.
Writing Down the Bones es una ventana a la vulnerabilidad de Natalie, a través de la que narra cómo hay cosas que te gustan y pueden ser difíciles, casi imposibles. Cosas que eventualmente te cansan y dejas de hacerlas. Era su caso con la meditación. Sentarse quieta por más de cinco minutos sin pensar si había apagado las hornillas de la cocina, o si había puesto a descongelar el pollo la drenaba. Llegó al punto en el que se preguntaba si lo que le gustaba de la meditación era la idea que se había hecho sobre ella.
Este punto resonó tan fuerte que el sonido de una explosión inundó toda la atmósfera. Los perros ladraban sin parar y se activaron todas las alarmas de los carros en la calle.
La sencillez de esta revelación me dejó sorda por casi tres días: Ser disciplinada, estudiosa y creativa por momentos es algo incómodo, algo que odio, pero que sigo intentando porque persigo la idea que me hice alrededor.
Natalie profundizó en su duda y terminó descubriendo que cumplir una práctica, cualquiera que sea, solo consistía en hacerlo sostenible para ti. Ella descubrió que el estado mental que perseguía al meditar era al que ella llegaba orgánicamente mediante la escritura.
Descubrió que su forma de meditar no es sentarse a contar respiraciones, era simplemente sentarse con un papel y lápiz y dejar que sus pensamientos fluyeran. Perseguir la idea de lo que ella pensaba que era meditar la estaba alejando de su objetivo. En realidad, solo tenía que encontrar la forma de que funcionara para ella.
💥 BUM 💥
Dosis de sabiduría milenaria para ti y para mí, cortesía de Natalie.
〰️ La historia de mis fracasos
Cuando terminé de leer Writing Down the Bones me sentí aliviada y estúpida a partes iguales.
Aliviada, porque el problema no soy yo.
Estúpida, porque llevo cinco años gastando en terapia y un libro me lo reveló en dos párrafos.
Siempre he intentado hacer mucho, pero no he logrado nada.
Resulta que no tiene que ver conmigo, sino con las expectativas alrededor de lo que sueño.
No sé si es un TDAH no diagnosticado o la secuela de ver tantas veces Tinkerbell, el caso es que siempre he tenido complejo de hada artesana.
Quiero dibujar, fotografiar, tejer, cocinar, leer; pero sobre todo escribir. Todo el tiempo me encuentro investigando y aprendiendo cómo los demás lo logran, es un afán de descifrar la clave oculta para lograr cosas. Por eso siempre termino cansada, frustrada y odiándome por ser una gran inútil.
➰ Menos es más
Cuando comencé a escribir regularmente este Newsletter quería que fuera una mezcla de comedia, análisis literarios y de cine con un toque de no-ficción y ensayo personal. Todavía quiero que lo sea, pero no sé cómo. Tal vez este ni siquiera sea el formato para eso.
Si ves ➿Ondulante➿ con lupa, verás que hay muchos estilos de posts. Unos recomiendan cosas, otros cuentan historias y otros explican cosas. En mi mente todos textos requerían la complejidad de una película de Christopher Nolan.
Pero siendo realistas, no tengo el presupuesto de Nolan ni tampoco una industria completa ayudándome a ejecutar mi visión. Me tengo a mí y a mis recursos.
¿Y qué estoy haciendo con mis recursos? Nada. Porque me presiono para lograr la idea de lo que según yo debería ser un newsletter y el nivel que debería tener mi escritura.
Es decir: tener este newsletter, lleno de memes de Shrek, equivale en mi mente a ser la Susan Sontag veneca; queriendo llegar a reflexiones profundisimas y a un nivel de erudición que a ella le tomó años llegar.
Si he de ser sincera, hasta ahora lo único que comparto con Susan Sontag es una colitis nerviosa.
〰️ Lo mínimo es suficiente
A lo mejor sí tengo algo de Susan Sontag o Anthony Bourdain, pero debo encontrar mi ritmo.
Quizás mi ritmo es hacer lo mínimo y sin mayor ambición que la de saciar mi curiosidad.
Por eso me gusta mucho este principio de Alcohólicos Anónimos que dice que solo basta con presentarse. A lo mejor no vas a hablar, no vas a compartir, pero solo ir ya es suficiente.
Y esa es mi nueva filosofía.
No sé si voy a escribir un best seller, no sé si voy a escribir la mejor campaña de publicidad de la historia, no sé si voy a vivir de la literatura, ni siquiera sé qué voy a comer mañana; pero solo me voy a presentar con mi lápiz y mi libreta y voy a escribir de lo que sea.
Un chiste, un meme o este post.
Hoy, mañana y todos los días, solo presentarme va a ser suficiente.
Voy a hacer lo mínimo.
Porque lo mínimo es suficiente.
Y yo soy suficiente.
➿ Recomendaciones de la quincena:
🤙 Dejar de tener metas.
🦥 Hacer lo mínimo.
🪑 Sentarte en una silla a ver por la ventana y dejar que la inercia del planeta te mueva.
☠️ Leer el libro Writing Down the Bones, (que no le digas a nadie, pero puedes descargar aquí).
➿Gracias por leer
Espero leernos más seguido. Vienen cosas interesantes para ➿Ondulante➿ y me emociona mucho que seas parte de esto.
Si te gustó este correo, apreciaría mucho que lo compartas 💙
Jajaja amé este escritooo! Graciassss
Querida Mariana. Todo en la vida, incluyendo las expectativas o las metas, me di cuenta hace poco que son para uno mismo, pero la sociedad nos ha llevado a pensar que el éxito es lo que siempre vemos, un buen carro, dinero, casa propia, titulo, etc. Y tuve que bajarle 2 como tu, porque a veces me presiono tanto que me frustro y no disfruto lo mas importante: el camino y los que te acompañan en él. Ahora entiendo que quizás, para mi el éxito no tiene nada que ver con las expectativas de la sociedad, para mi el éxito, ahora, significa que mis hijos estén felices, que no falta nada en casa y que siga construyendo una relación sólida con mi pareja. JAJAJA ¿demasiado romántico quizás?. Si, pero esta soy yo y al que no le guste que de un paso a un lado y no estorbe. Vas por un buen camino Mariana y créeme que con esto puede que secretamente estés ayudando a alguien a develar esos secretos de la vida. Un abrazo inmenso.